29 Abr Rotura del Recto Femoral en Fútbol
Las lesiones musculares son uno de los grandes factores que causa problemas en la práctica del fútbol. En el futbol español, las lesiones musculares provocan por temporada una de baja de 267,2 días por equipo. De esos días, 76.2 son baja por lesiones del recto femoral. Es la lesión muscular que provoca más días de baja que cualquier otra en el fútbol. (Noya & Sillero, 2012)
Las roturas del recto femoral suceden por una contracción forzada del músculo contra una resistencia excesiva al saltar, patear un balón, o en cambios de velocidad y dirección. (García et al., 2012). Al momento de la lesión, el jugador llega a tener una sensación de mucho dolor (un pinchazo) que lo lleva a detenerse. (Mendiguchia et al., 2013).
Este tipo de lesiones se pueden dar por diferentes factores que deben ser mejorados y analizados con la ayuda de un readaptador (o recuperador) físico. (Ekstrand & Gillquist, 1982) demostraron que la poca elasticidad de los cuádriceps es un factor que pone en riesgo al jugador. (Bradley & Portas, 2007) afirmaron esta teoría demostrando que el futbolista que tenga una movilidad de cadera limitada tiene el doble de riesgo de lesionarse, incluyendo una rotura del recto anterior, pero que también hay otros factores que afectan como: lesiones previas, morfología, desbalances musculares y deficiencia en movimientos básicos de la preparación física.
(Ekstrand, Hägglund, & Waldén, 2011) indican que la mayoría de las lesiones musculares se dan sin contacto, y que se es más frecuente en movimientos de aceleración, frenadas y caídas. Ellos también demostraron que 60% de las lesiones de cuádriceps son en la pierna dominante y que 33% se dan en la pierna de apoyo (o no dominante). Esto quiere decir que el trabajo del readaptador físico debe enfocarse en mejorar las bases de la preparación física, donde irá mejorando desbalances y deficiencias que presente el jugador de fútbol.
Cuádriceps, Isquiotibiales y Cadera
El recto femoral es el único músculo de los cuádriceps que tiene su origen en la cadera, para ser exactos en la espina iliaca anterior inferior. (Mendiguchia, Alentorn-Geli, Idoate, & Myer, 2013). Por su origen, tiene como función ser un flexor de la cadera y aporta para la estabilización de la pelvis (Hasselman, Best, Hughes IV, Martinez, & Garrett Jr, 1995). La cadera al igual que la rodilla no solo son afectadas por los cuádriceps. Los isquiotibiales son un factor importante para la estabilidad de ambas articulaciones. La relación entre cuádriceps e isquiotibiales debe de tener una buena simetría para reducir lesiones en algún tejido muscular o en alguna estructura de la cadera y rodilla (Thomas, McLean, & Palmieri-Smith, 2010). (Cursino, Marques, Quatrochi, Navega, & Pedroni, 2018) también resaltan la necesidad de tener un ratio positivo entre los isquiotibiales y cuádriceps y más cuando los cuádriceps pueden aplicar tres veces la cantidad de fuerza que los isquiotibiales, pero dependerá del gesto o ejercicio que se practique. Dependiendo en qué posición y en qué ángulo se coloque la cadera en un movimiento afectará de manera diferente la activación de los isquiotibiales y los cuádriceps, lo cual define que, si hay poca movilidad de la articulación o deficiencias musculares y poca flexibilidad, el riesgo de lesión es mayor ya que podrá haber compensaciones y una deficiencia en la activación muscular. (Thomas, McLean, & Palmieri-Smith, 2010). (Small, McNaughton, Greig, Lohkamp, & Lovell, 2009) mencionan que el acortamiento del recto femoral llega a incrementar la carga en los isquiotibiales lo cual incrementa el riesgo de lesión. Esto también es viceversa, ya que ambos grupos musculares se afectan el uno a uno. (Young, Clothier, Otago, Bruce, & Liddell, 2004) resaltan que en el fútbol cuanta más movilidad tenga la cadera se puede aplicar mayor fuerza al patear un balón, y los flexores de la cadera (el recto anterior siendo uno de ellos) tendrían un menor riesgo de lesionarse. Además de la poca movilidad, la fatiga puede ser otro factor que incrementa el riesgo de lesión. (Small et al., 2009) demostraron que la fatiga en los isquiotibiales y cuádriceps puede provocar una mala postura de la cadera o rodilla (en especial en acciones unipodales) y puede causar un daño articular o muscular. Por eso no hay que olvidar la importancia de los glúteos, el grupo muscular más grande del cuerpo, lo cual aporta en la estabilización de varias estructuras (Bartlett et al., 2014).
Cuádriceps y Glúteos
Los glúteos consisten de tres músculos:
- Glúteo mayor: ayuda a estabilizar la rodilla en extensión (Bartlett et al., 2014).
- Glúteo medio: asiste en la estabilidad pélvica y femoral (Bartlett et al., 2014).
- Glúteo menor: asiste en la estabilidad pélvica. (Bartlett et al., 2014).
Al correr, los glúteos impulsan el cuerpo hacia adelante durante la extensión de la cadera, y durante el incremento de la velocidad los glúteos tendrán mayor activación ya que pueden aplicar una gran cantidad de fuerza (Bartlett et al., 2014). En cambio en la acción de frenado caminando o corriendo, los cuádriceps llegan a tener mayor activación que los glúteos; un cuádriceps débil o sobrecargado (o sin la ayuda de los glúteos) tendría mayor riesgo de sufrir una lesión (Thompson et al., 2013). Los glúteos y el tríceps sural son dos grupos musculares que tienen mayor potencial para compensar cualquier deficiencia en los cuádriceps. (Thompson et al., 2013). Los cuádriceps actúan para retardar la progresión del cuerpo durante toda la fase de postura y proporcionan apoyo vertical (Thompson et al., 2013). En resumen, al igual que los isquiotibiales, los cuádriceps deben de tener un balance positivo con los glúteos.
2.6 Rotura Muscular
En el fútbol, un 31% de las lesiones son musculares (Mueller-Wohlfahrt et al., 2013). Los músculos que se lesionan con frecuencia son aquellos que son bi-articulares (como el recto anterior), tienen una estructura compleja, sufren una contracción excéntrica forzada, y aquellos que contienen mayoritariamente fibras tipo 2 de contracción rápida (Mueller-Wohlfahrt et al., 2013). En el fútbol, un 96% de las lesiones son provocadas sin contacto, provocadas por una contracción muy forzada en cambios de dirección, velocidad, saltos, o al patear un balón (García et al., 2012; Mueller-Wohlfahrt et al., 2013).
Las lesiones musculares son diferenciadas por el grado de gravedad:
- Grado 1: una lesión microscópica menor del 5% del espesor del músculo. Clínicamente son indistinguibles a un calambre muscular. Su diagnóstico ecográfico es difícil por su tamaño. Este tipo de lesiones son las de mejor cura, ya que no requiere mucho tiempo de baja para el deportista. (del Corral, Campos, & Martín, 2005).
- Grado 2: son roturas parciales donde la extensión es mayor ya que comprometen más del 5% del espesor. Hay casos donde se puede producir un hematoma; esto es más regular en músculos superficiales. (del Corral, Campos, & Martín, 2005).
- Grado 3: desgarro completo. (del Corral, Campos, & Martín, 2005).
Las distensiones más frecuentes no son las roturas completas sino las roturas parciales del tejido muscular (Millar,1979).
Cuando hay una rotura muscular, hay un cambio en la estructura general del tejido por una elongación forzada y, normalmente, suceden en la unión del músculo y tendón (Järvinen et al., 2005). Al suceder esta lesión inicia el proceso de recuperación que tiene tres fases:
- Fase de destrucción, caracterizada por la rotura y la consiguiente necrosis de las miofibras, la formación de un hematoma entre los muñones musculares rotos y la reacción de las células inflamatorias (Järvinen, et al., 2005).
- Fase de reparación, que consiste en la fagocitosis del tejido necrotizado, la regeneración de las miofibras y la producción concomitante de una cicatriz del tejido conectivo, así como el crecimiento capilar hacia el interior del área lesionada (Järvinen et al., 2005).
- Fase de remodelación, un período durante el cual se produce la maduración de las miofibras regeneradas, la contracción y reorganización del tejido cicatricial y la recuperación de la capacidad funcional del músculo (Järvinen et al., 2005).
Para diagnosticar una rotura muscular se puede utilizar un ecógrafo o una resonancia magnética (Järvinen et al., 2005) (Mueller-Wohlfahrt et al., 2013). La resonancia magnética sería lo ideal, pero por razones económicas y de disponibilidad se puede complicar su uso; el ecógrafo sería la otra opción, en especial si la rotura es más superficial, y su uso como primer diagnóstico es preferido.Luego si se requiere más investigación porque algo no está claro, la resonancia magnética seria la opción (Järvinen et al., 2005).
(Mueller-Wohlfahrt et al., 2013) recomiendan clasificar las lesiones estructurales basado en hallazgos anatómicos, ya que hay desgarros que son parciales (microrroturas, con diámetro menor o moderado) y luego desgarros completos. Además del tamaño, es la participación del tejido conjuntivo adyacente, el endomisio, el perimisio, el epimisio y la fascia lo que distingue a una rotura de un desgarro muscular parcial moderado (Mueller-Wohlfahrt et al., 2013). La gran mayoría de las lesiones musculares sanan sin formación de tejido cicatricial. Sin embargo, un mayor desgarro muscular puede dar como resultado una cicatrización defectuosa con formación de cicatriz, lo que debe considerarse en el diagnóstico y pronóstico de una lesión muscular (Mueller-Wohlfahrt et al., 2013).
La Carrera en el Fútbol y Rotura en el Recto Femoral
En el fútbol, los jugadores cubren una distancia promedio de 9 y 15 kilómetros. y su ritmo varía entre 1.4 y 10 metro/segundo, 800 a 1000 veces durante un partido. (Andrzejewski et al., 2013). En la carrera, el mecanismo de lesión en el recto femoral normalmente se produce durante la fase de oscilación temprana, en la que los músculos de la cadera generan fuerza al mismo tiempo que los músculos extensores de la rodilla generan energía a través de una contracción excéntrica. (Mendiguchia et al., 2013). Durante gestos de alta velocidad, el recto anterior se alarga para desacelerar la tibia a medida que la rodilla se flexiona, haciendo que sea el recto anterior mas propenso a lesionarse (Mendiguchia et al., 2013). El entrenar la técnica de carrera es ideal para el futbolista, ya que si se mejoran esos patrones de movimiento (y fortalecen la musculatura) el riesgo de lesión es menor.
2.9 Factores Intrínsecos y Extrínsecos de la Lesión
Para la readaptación de un jugador es necesario saber que los riesgos aumentan al tener una rotura o lesión en el recto femoral. Hay que entender que una lesión tiende a ser multifactorial, esto no quiere decir que porque exista ese factor el deportista esté lesionado, sino que el riesgo a lastimarse es mayor (Hägglund, Waldén, & Ekstrand, 2013).
A continuación, se exponen los factores Intrínsecos (Tabla 2) y Extrínsecos (Tabla 3) para tener una lesión en el Recto Femoral:
Tabla 2
Tabla 3
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